17 de febrero de 2016
Escribí estas palabras entre las cuatro y las seis de la mañana, mientras dormías.
Sobre Dios: No nos ve. Si observase las fachadas de los edificios, los abrigos de paño, las fuentes de espaguetis, la epidermis de hombres con la estructura de entender, sólo vería cuadraditos de colores. Si encontrase el momento de mirarnos, la infinita combinación de ese pantone vitaminado le distraería. Si nos mira seguramente no nos vea.
Sobre la Locura: quiero creer en la locura inteligente, debe haberla. Si me afeitan la cabeza verán los bultos diminutos, como bolitas de aceite de pescado. Verán el vasto brote de cráneos encendidos, ruidosos, en línea. Quiero creer que abrir las puertas al mundo emocional transportará mi mente hacia otra etapa.
Sobre el Amor: el eterno debate sobre si es más importante la conexión que la calidad de la señal, si el esfuerzo previo, la necesidad recurrente de varios decodificadores merece competir con la Casualidad de dos personas capaces de VERSE a través de un único dispositivo: el instante.
Sobre el sentido de la Vida: desde que eliminamos a los que nos acechaban vivir no es más que merodear. Puedes llenar la Vida de objetivos de autorrealización, cúmplelos todos si quieres. Cuando termines aquí estoy, merodeando.