1 y 16 de junio de 2014
[00:32:10] Daphné: A pesar de todo no era peor
[00:32:18] Daphné: que cualquier otra habitación
[00:32:26] Daphné: y me gustaba tu bici, la luz,
[00:32:40] Daphné: tener que levantarnos a encender.
[00:33:20] Daphné: Y estar contigo era tan…
[00:34:35] Daphné: … no encuentro la palabra
[00:35:10] Guillermo: ¿Especial?
[00:35:36] Daphné: No, algo como dépaysant en francés
[00:35:47] Daphné: pero sin ser exactamente eso
[00:35:50] Guillermo: …
[00:36:10] Daphné: Bueno no la encuentro
[00:36:35] Guillermo: No importa:
[00:36:50] Guillermo: cuando la encuentres será la primera
[00:36:50] Guillermo: palabra de nuestro diccionario.
…
[00:37:15] Daphné: vuelvo en 3 minutos
[00:37:40] Guillermo: ok
[00:38:53] *Daphné (Dirección de correo electrónico sin comprobar) está ahora Inactivo.
[00:42:38] Guillermo: van más de 3 minutos!!!
[00:42:49] Daphné: estoy!
[00:42:52] Guillermo:)
[00:42:53] *Daphné (Dirección de correo electrónico sin comprobar) está ahora En línea.
2.
Diez años más tarde el cerebro se imagina una foto de nosotros: un paisaje de montaña, cada uno con una bicicleta. Es una escena aleatoria. Curiosamente las ruedas, el marco, el manillar, todo parece desproporcionado en relación con los cuerpos. También las variaciones en los ojos, las bocas, el rictus. Nuestras representaciones en papel lucen imprecisas y grotescas, como si hubiésemos evolucionado hacia algo que no somos.
Hoy te he dibujado y me ha sucedido algo similar. Aunque de costumbre me resulte sencillo terminar un retrato, en tu caso dudaba trazo a trazo. Al encontrarme en la oficina he probado una metodología diferente: cuando un trazo me parecía correcto, lo sacaba 10 veces en la fotocopiadora. En primer lugar un ojo, el izquierdo, fotocopias, luego el segundo, asimétrico, pruebo otra vez, irreal, pruebo otra vez, fotocopias, así indefinidamente. Cuando el retrato está completo y me deja satisfecho -ni demasiado perfecto ni demasiado torpe- saco otras diez copias antes de colorear las sombras. Luego llevo las copias a mi casa, se quedan por error en una mesa y con el paso de los días veo versiones de ti misma en manos de una niña de tres años y de un niño de uno. Le encontraron sentido a terminar la obra de su padre. La mayor ha completado las líneas que no existen, el pequeño ha sepultado tus ojos bajo un velo de negros y marrones. El resultado final de cada dibujo, Daphné, me acerca tanto a ellos como me aleja de ti.