23 de mayo de 2014
cuando regrese el temblor
cuando la chica del servicio de
limpieza se incorpore y
avance
mantén la boca cerrada
cuando
recoja a tientas pañuelos gris
parduzco, retire
quillas de pescado del arco de tu
espalda, cuando
volvamos a escuchar ese zumbido parásito
no muevas ni un pelo
entonces. Te
fascinaba ayer una
señora
extraña en la
pantalla, el perfecto
ejemplar de monstruo
humano. Tú no decías
nada, ella aceptaba
órdenes de otros
tú
decías que desde nuestra
habitación eras
capaz
de colarte en cualquier antro del
mundo.
Me pediste que te contase una
historia, yo
estaba desnudo robando las
amenities, te dije que
el neón
del restaurante de
abajo es en verdad un
eclipse, tú te reíste mucho
y
regresaste al
computer, la mujer
se apagaba por falta de
propinas.
En el lado derecho de tu
cráneo
creí ver de repente ganas de
marcharte
amabas viajar
con
camioneros
trepar por su regazo en bosques de
aduanas
en su triángulo inferior tu superficie
adhesiva;
me pediste otra historia
entonces,
te dije que el neón
del restaurante de
abajo
convertía la ventana en
un gran ojo
miope.
Después sonó el teléfono
tan fuerte
que dijiste sí
sí
sí
una vez y
otra, hasta
seis veces
sí
y
la chica del servicio de
limpieza trájo róbalo
a la plancha por error, latas de
Tab a caballo
regalado dijiste y esa chica olía a hurgarse las
encías dios si
olía
olía a no haberse
lavado debajo de los
brazos
le dijiste a la chica
cuenta una historia
anda
y ella dijo que
las bombillas de neón del restaurante de
abajo hacían todas
ellas
un ganbang
con la noche.
Desabrochaste su camisa era de
pechos pequeños
el primer golpe de tierra nos pilló por
sorpresa
-cinco coma seis-
un maldito bocado en la escala de
Richter
los cuerpos se llenaron de espíritus de
polvo
de Newtons diminutos
de fósiles compuestos
-seguramente-
de un poliexpan
primigenio. Después la habitación se puso de
costado, las luces de neón
del restaurante de abajo hablaron por
error un morse de
luciérnagas
perdimos la conciencia
*****
En mi sueño fui mordido por termitas
maniacas
vi capítulos de Futurama escritos por
Bolaño
en la videocámara bailabas a cambio de
propinas
un camarero del restaurante de abajo pidió
ayuda gritando en los escombros,
respirabas
un divorciado de Minnesota
te dio la enhorabuena
y también una asquerosa cantidad de dólares por
Paypal.
Con razón:
acababas de
ponerle la hombría
como la clavícula de un
transformer.