7 de diciembre de 2013
Un instante
después (quizá otro
día o
semana) Valentín explicó
que Dios ejecutaba el truco de la
caja. Elegía
a alguien del público
te asaltaba en la calle
en la cama en las
duchas de la piscina
pública
caía sobre ti
tu
acompañante el centenar de
sumisos tumbados
en cabina
con
antifaz
Samsonite & tomate en la
solapa. Dios te
elegía
y entrabas
en la caja
sin otro pensamiento
que el de
agachar la frente
el morro de los
coches sus
babas de metal hacia el
abismo.
Al otro
lado Dios
estornudaba
inocente
una china con camiseta de los
Stones contenía la respiración en su nariz de
pelos,
el Señor D.
cerraba la caja
volteándola aprisa &
pronunciaba
vocablos en arameo
avanzado.
luego
el silencio posterior, la mano
inocente abriendo la
caja los
aplausos,
el niño, todos
incrédulos esperan
a que vuelvas
a más tardar después del corte publicitario
reparten bocadillos
“regresen a su
asiento”
el
verdadero milagro
ha de producirse
ahora o nunca.
Valentín diría que Dios era tan solo otro hombre embrutecido
con los ojos cada vez más
hinchados
pestañas en la
caja no
apareces.