[007]

Steve Jobs

[008]

Ron Arad

[009]

Blek Le Rat

[010]

Chris Bangle

[011]

David Copperfield

[012]

Samuel Beckett

[013]

Karim Rashid

[014]

Lille 2004

[015]

Jenson Button

[016]

Ernst Junger

[017]

Rineke Dijkstra

[018]

Kao San Road

[019]

Marc Newson

“Imagina que estás junto a la pista de baile y el DJ pone tu
canción favorita pero tu amiga se ha ido al servicio y no vas a
bailar sola para nada, así que te fumas un cigarro y
simplemente te mueves con la música.” Sonríe. Rineke Dijkstra
hace un viaje mental a la marcha nocturna de Liverpool-
escenario de una de sus últimas propuestas para Photoespaña-, y
se olvida de golpe del Hotel en Zurbano al que ha llegado tensa,
impaciente por el tráfico. Ya no es la versión irritada que me
pide un momento para subir la maleta al cuarto y deletrea su
apellido en recepción: ‘I-J-K’; ni la mujer  ‘tímida en
entrevistas’ que me juraron que era. Ahora sonríe sin reservas
evocando su proyecto en el Buzz Club, al igual que luego hará
con las dos series de fotos que acompañan al video en el Jardín
Botánico. Pese a encabezar el cartel de Photoespaña 2004 y ser
‘la más internacional de los fotógrafos holandeses’, Rineke
habla de su trabajo sin ser pretenciosa,- ironiza- e incluso se
burla de sí misma y su manejo de las luces. ‘Antes sólo utilizaba
flash, pero me estoy esforzando por mejorar’. Lo principal en
sus fotos no está tanto en la imagen- cuidada-, sino en lo que
desprenden los modelos retratados. La suma de todos ellos. Sus
poses. “Mi trabajo es un estudio de las transiciones. Empecé
haciendo retratos de jóvenes en playas y comprobé que los niños
eran muy fáciles de fotografiar mientras que los adolescentes
estaban más incómodos con sus cuerpos. Eran más torpes.”. De
este modo saca a la luz el rostro más vulnerable de estos chicos,
desprovistos de cualquier objeto personal, esperando ansiosos el
clic de la cámara mientras se preguntan ‘¿quién eres tú?’, en vez
de expresar con firmeza ‘este soy yo’. Y en ese juego de enseñar
y esconder, la holandesa crea una metáfora precisa sobre la
personalidad, sobre las fases que conducen a la edad adulta.
“Me interesan esas transformaciones que todo el mundo
comparte, pero también aquellas cosas que hacen a una persona
diferente del resto”, añade. En Buzzclub, Liverpool
(UK)/Mysteryworld, Zaandam (NL), la artista incluye en su obra
la dimensión temporal, al grabar a sus modelos en formato
vídeo. Primero en un club del Reino Unido, más tarde en los
Países Bajos. “Las fotos no captaban todo lo que era especial en
ese sitio”, explica Rineke refiriéndose al Buzz Club. “Había un
DJ’ que anunciaba cada noche los cumpleaños de los clientes, y
a veces se oía ‘Sarah, al mostrador’, porque el padre de la chica
había venido a buscarla. (Se ríe). Las fotos tampoco captaban
cómo esos chicos se emborrachaban, o fumaban, o cómo se
movían y coqueteaban.” Fantasea. “De este modo me surgió la
idea de hacer un vídeo”. Acción. Y vemos a jóvenes
enfrentándose a la cámara con mínimo guión (‘imagina que
estás…’), intentando proyectar la imagen de sí mismos que
quieren dar al mundo. O lo que Diane Arbus llamó diferencia
entre ‘intención y efecto’: adoptan una actitud frente a la
cámara, y lo que vemos es lo que quieren ser, pero también lo
que todavía son. Invencibles pero frágiles. Vulnerables. 

(El País de las Tentaciones. Mayo 2005)